¿Cómo navegaba el hombre en la antigüedad? ¿Cómo calculaban la ruta y establecían el rumbo? ¿Cómo aprendieron a surcar nuestras costas? Y sólo son algunas de las preguntas que a veces, cuando volvemos nuestra mirada al mar, acuden a nuestra mente y nos invitan a intentar imaginarnos al navegante antiguo abriéndose paso con la proa de su nave.

Grabado de tres buques mercantes romanos en el Sarcófago de Copenhague de finales del siglo III dC . Fuente: Le musée imaginaire de la marine Antique.

Navegación en la Antigüedad

Arte de Portada del ‘Arte de nauegar’. Foto: Vgesa.com

La navegación, desde hace siglos, se ha considerado como la comunión entre ‘arte’ y ‘ciencia’. No en vano se publicó en 1545 el facsímil llamado “Arte de nauegar en que se contienen todas las Reglas, Declaraciones, Secretos, y Avisos que a la buena nauegación son necesarios, y se deben saber” por parte de Pedro de Medina: clérigo, matemático, cosmógrafo e historiador. Nos encontramos con una obra escrita por un matemático y cosmógrafo en referencia a un arte: el navegante debe conocer tanto de cálculos matemáticos y posicionamiento astral como de una tradición más sutil y que no se puede aprender de un libro si no de la experiencia, y es el sexto sentido náutico. Leer el cielo, saber cómo surcar cada ola, oler la proximidad de tierra… Son pequeñas cosas que hacen de la navegación algo mucho más allá de una exigente ciencia: un arte.

Pero entonces, ¿cómo lo hacían antes de publicaciones como el ‘Arte de navegar’? La tradición oral de maestro a aprendiz siempre fue el principal de las vías, nutriéndose con el paso de los años con las experiencias de cada navegante de que formaba ésta cadena de sabiduría que se mantenía con vida a lo largo de los siglos.

Hoy en día, éste conocimiento ha evolucionado con el progreso y poco nos queda de cómo navegaban en la antigüedad los fenicios o incluso sus predecesores: textos, grabados y todo cuanto la arqueología nos aporta. Pero a veces el simple registro, recuperación y estudio de los materiales y sus entresijos no es suficiente y hay que ir un paso más allá: revivir la historia.

Sailing Living History Lab

La arqueología experimental busca comprender cómo nuestros antepasados llevaban a cabo ciertas actividades, algunas de construcción, manufactura, o simplemente el desarrollo de la actividad. Al recrear la actividad en primera persona, el estudio permite modificar o desechar ideas teóricas y que muchas veces, hasta que no se intentan llevar a cabo, no somos capaces de ver si son viables o no.

Las próximas semanas, dentro de un proyecto conjunto entre Sailing Living Lab y una investigación de fin de máster de la Universidad de Cádiz, intentaremos acercarnos mediante aspectos de la arqueología experimental a los sistemas de navegación que se usaban en la antigüedad hasta la época romana. El campo de pruebas será la zona comprendida entre Cabo de Gata (Almería) y Cabo de Palos (Murcia) y el Mar de Alborán (entre la península y Marruecos), donde llevaremos a cabo varios experimentos, análisis y, sobretodo, ¡mucha navegación!

Un proyecto innovador en el que fundir una línea de investigación en el Máster en Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de Cádiz y la tecnología a bordo de Sailing Living Lab. Pondremos a prueba la ciencia y tecnología con el arte de la navegación para acercarnos un poco más a ése marinero que surcaba nuestras aguas hace más de dos mil años.

Celia González Sánchez
celia.gs91@gmail.com

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